“Ni áticos ni chalets unifamiliares, yo vivo en una supermanzana”, afirma con sarcasmo un hombre sin hogar instalado desde hace unos días en el Eixample. Las calles de este distrito se han convertido en un lugar habitual para dormir de los sintecho de Barcelona. Decenas de personas se acomodan, día tras día, en portales, calles cubiertas por fachadas o entidades bancarias con tal de refugiarse y descansar al caer la noche. Una imagen habitual de los viales barceloneses. No tan habitual era verlos con colchones en medio de la calzada o yaciendo en parques y zonas peatonales. Ahora no es extraño encontrarlos a cualquier hora.
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