«Pasó algo extraordinario: hubo una explosión de ilusión colectiva y orgullo”, concluye Joan Ganyet. Él era el alcalde de la Seu d’Urgell cuando Barcelona fue nominada sede de los Juegos Olímpicos. La sensación de proyecto compartido y de oportunidad de transformación se expandió mucho más allá de Barcelona. Quince municipios, además de la capital, vivieron en primera persona un evento que superó de largo el interés deportivo para convertirse también en un acelerador de desarrollo urbanístico e incubadora de actividad económica que, 30 años después sigue activa.
from Catalunya https://ift.tt/w2DQt93via IFTTT