Ni la regresión del delta, ni los temporales, ni las plagas del río, ni los mosquitos son tan noticia estos días en Deltebre. Este apartado municipio ubicado casi en la desembocadura del Ebre y rodeado de arrozales se transforma profundamente durante dos semanas. El motor del cambio no es otro que la danza contemporánea con 250 bailarines de todo el mundo y una treintena de compañías instaladas estos días y hasta el próximo domingo en el pueblo (de 11.500 habitantes) y convirtiendo la zona en un hervidero de actividad que impacta a todos los niveles.
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