“Hace 15 días que tenemos el agua contaminada, ya nos pasó en mayo; traen garrafas y cubas, pero esto no es la solución. Estamos pagando por un servicio que no se puede utilizar en el siglo XXI”, dice Leonor Salla, una vecina de L’Espluga Calba, uno de los 24 pueblos de la Mancomunitat d’Aigües de Les Garrigues en los que desde el 3 de junio no se puede beber agua del grifo ni cocinar por la elevada presencia de metolacloro, un herbicida que se utiliza en el cultivo del maíz. La Agència Catalana de l’Aigua (ACA) ya detectó este producto en cantidad importante hace tres meses y volvió a localizarlo hace quince días en esta zona de Lleida y también en Senan, en la Conca de Barberà (Tarragona).
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