En la Edad Media, Tremp fue uno de los principales centros curtidores de Catalunya. De hecho, el Pallars Jussà concentró la actividad de transformación de la piel en cuero en el rabal de las Adoberies, donde el barranco de la Font Vella abastecía del agua necesaria. A partir del siglo XIX empezó su declive y las adoberías acabaron cerrando, pero ahora el Consell Comarcal del Pallars Jussà ha rehabilitado una de las más importantes para dar a conocer este espacio y la historia de la ciudad.
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