Cuando entregué el diseño, nadie creía que funcionaría. Pero trabajamos sin descanso, y nació el primer prototipo: el Willys MB, el origen del Jeep. Un vehículo que no se rendía, ni siquiera cuando el terreno decía que no.

«No tuve tiempo para dudar… tenía solo 48 horas para diseñar un vehículo que pudiera salvar vidas.»

Era 1940. El mundo estaba al borde del caos. Estados Unidos necesitaba un vehículo resistente, ligero y rápido para la guerra. Ninguna empresa lograba cumplir con los requerimientos. Me llamaron de emergencia, sin planos, sin equipo, sin tiempo. ¿El reto? Diseñar algo desde cero… en solo dos días. Dormí en la oficina, dibujando a mano cada pieza, cada tornillo, cada curva. No lo hice por dinero, lo hice por deber. Cuando entregué el diseño, nadie creía que funcionaría. Pero trabajamos sin descanso, y nació el primer prototipo: el Willys MB, el origen del Jeep. Un vehículo que no se rendía, ni siquiera cuando el terreno decía que no. Pero no todo fue victoria. Durante el proceso, sufrí una infección que me dejó hospitalizado por semanas. Pensé que no vería mi proyecto terminado. Pero el Jeep avanzó… como yo.

Durante la guerra, los soldados decían que si algo no se rompía bajo fuego… era un jeep. Saltaban trincheras, cruzaban barro, cargaban heridos. A veces me llegaban cartas de soldados que decían: “Gracias, este carro nos salvó”. Y eso valía más que cualquier medalla. Pero Jeep no fue solo un vehículo… fue un símbolo de resistencia.

“Jeep no nació en un taller… nació bajo presión, entre el miedo y la esperanza de un mundo que necesitaba moverse sin rendirse.»

Karl Probst.

Llámenos y consiga asesoramiento gratuito. T.+33786568901

X
  • Contacto
    Contact Form